LEYENDAS

El niño dibòlico

Cuentan los ancianos del pueblo que hace mucho tiempo, en un noche de lluvia por el mes de octubre. Cuando la noche se torna muy oscura y los relampagos alumbran el campo y los caminos, venìan rumbo a Hidalgotitlàn dos hombres montados a caballo. La tempestad soplaba a todo lo que daba, mientas tanto ellos cabalgaban bajo la incipiante lluvia con ansias de llegar al pueblo, despues de un àrduo dìa de trabajo. En el trayecto a lado de Rìo viejo escucharon el llanto de un niño, mismo que se hacìa màs fuerte al avanzar sobre el camino. Entonces decidieron bajar del caballo para ver si realmente habia un bebè llorando entre los matorrales, buscaron alrededor y en efecto encontraron a un bebè envuelto en trapos y tapado con hojas de plàtano, lo alumbraron con el candil que traìan y montaron de nuevo los caballos para continuar su viaje. Desde aquel momento el llanto del bebè cesò por completo, y la lluvia y los relampagos se hacian cada ves màs intensos, cuentan que subiendo el barrial para llegar al pueblo, el bebè hablo con una voz satànica.... diciendo "Papà mirame mi dientito" y los relampagos alumbraron el rostro del bebè convertido en una criatura infernal con colmillos, y se le pegò en el cuello para morderlo. Los caballos relinchaban de miedo, el candil cayò al suelo y la criatura infernal se pegò de la cola de un caballo. Como puedieron aquellos hombres corrieron a caballo a todo galope para el pueblo y rondaron por las calles y no podian calmar a sus caballos. Al amanecer la gente se enterò de lo que habìa pasado, y desde aquel dìa la gente tiene miedo de saliir por las noches a orillas del Rìo Viejo, porque temene que se les aparezca el niño diabólico.

La llorona

Una ves en el pueblo vivìa una pareja de campesinos, tenian dos hijos varones entre 4 y 6 años, vivìan a orillas del Rìo Coatzacoalcos. Tenìan una vida tranquila, llena de alegrìas y risas en el campo y a orillas del rìo. Por azhares de la vida el hombre engañò a su mujer y la abandonò, se fue con su amante lejos del pueblo, dejando trizteza, dolor y rencor en su casa. Con la llegada de las crecientes el trabajo se escasea, la mujer sola con sus hijos era consumida por la pobreza y por el dolor en su corazòn. Un dia llovioso conel rio crecido a todo su nivel, la mujer tirò a sus hijos al rìo y los ahogò.

Con el pasar de los dìas ella se volviò loca del dolor por el crimen que habìa cometido, y se tirò al rio tambien para ahogarse. Mas sin embargo su alma no descansa en paz, su fantasma aun ronda por las orillas del Rìo, donde se observa una imagen flotando y gritando "Haaayyy mis hijos"

En noches lloviosas o cuando el rìo està crecido sale a deambular el espìritu de la llorona.

LOS CHANEQUES

Cuenta la gente del pueblo, que hace muchos años cuándo las mujeres tenían hijos pequeños, bebés aún tenían que cuidarlos porque sí no los jugaban los Chaneques. Los Chaneques son espíritus de niños que viven en medio de los montes y las montañas. Los Chaneques salían del monte a las casas a espantar a la gente adulta, la cuál sí escuchaba risas de niños sin haber niños en esa casa, tenía que sacarse el cinturón y golpear la puerta a cinturonazos para auyentar a los Chaneques. Por aquéllos tiempos no existía el servicio de agua potable, así que las mujeres asistian a lavar a los pozos del pueblo, los positos de la macalla, los positos del centro y los de Tabasco. En cierto ocasión cuenta la gente que los Chaneques hacían muchas travesuras, cuándo la gente no estaba en sus casas, ellos entraban a la casa y escondían las cosas, el dinero, la comida, los machetes etc.. No robaban sólo cambiaban de lugar las cosas. Algunas madres que no tenían quién cuidara de sus bebés, los dejaban en la hamaca durmiendo y se iban a lavar a los pozos. Una vez los Chaneques encontraron un bebé durmiendo, lo sacaron de la hamaca y lo cambiaron de lugar, lo dejaron en un árbol. Cuando la mamá llegó de lavar no encontró al bebé, lo buscaron por toda la casa y no lo encontraron. Fue casi una hora más tarde hasta que el bebé se despertó y comenzó a llorar, y así se dieron cuenta que estaba en las ramas de un árbol. Asi que a partir de ese día en todas las hamacas dónde dormían los bebés, se les dejaba un peine y una mazorca de maíz, de éste modo los Chaneques se entretenian contando los dientes del maíz y los dientes del peine, y se olvidaban de hacer travesuras. Por eso cuándo los niños se portan mal, se les dice " te va a llevar el Chaneque" y cuando se pierde algo y no lo encuentras es porque "lo escondió el Chaneque"